dimarts, 25 d’octubre del 2011

Réplica al intelectual perdido en Occidente

Por Cristina Ruíz-Cortina

Adolfo García Ortega puede que sea un gran escritor, pero hay que dejar por imposible una de las primeras frases con las que abre su artículo: su afirmación de que lo que sufre Israel en la actualidad no es más que “un acoso ideológico de arcano aroma tercermundista” es incomprensible desde el punto de vista literario o lingüístico. Dejamos la vana fraseología del escritor, no sin sentir un odioso tufillo a genuino habitante satisfecho del primer mundo haciendo una comparación similar a las que se hacían hace cuarenta años con los moros, los negros etc., y que hoy no son aceptables por su crueldad y racismo. Suponemos que ese “arcano aroma tercermundista” que parece que destilamos activistas, intelectuales, escritores, periodistas e incluso diplomáticos cuando denunciamos la ocupación de Palestina y los crímenes de Israel, a su entender, no es más que un “antisemitismo orgánico”, algo que pertenece a nuestro organismo, como nuestros cinco sentidos. Y si hay algo que, indudablemente, tenemos en nuestro ADN es el sentido de la justicia. Y eso es lo que nos mueve.
Queda claro que para este autor no hay nada como sustituir una buena argumentación con adjetivos con fuerte carga negativa como pueril, astuto, siniestro, mentira, mentiroso, intoxicación, maniqueísmo, dureza y mezquindad, oscurecimiento, intransigencia, teatralidad, alineándose así con las declaraciones de la línea dura de la diplomacia del gobierno ultraderechista de Benjamin Netanyahu, y con los manuales que se encuentran en Internet sobre “cómo defender a Israel en los medios de comunicación”, y obviando la historia real de Palestina, las decenas de Resoluciones del Consejo de Seguridad y las centenares de otros órganos internacionales que condenan hechos tales como las ejecuciones extrajudiciales, la tortura sistemática a los presos, la ocupación de los Territorios Palestinos, la militarización de toda la zona, las incursiones militares, el asedio a las comunidades palestinas (no sólo a Gaza), la proliferación de todo tipo de asentamientos en Cisjordania y, en definitiva, prácticas más duras que las que se dieron en el apartheid  sudafricano. Su desconocimiento del mundo en el que vive y la realidad de Oriente Próximo es enorme y por ello, junto con la sarta de descalificativos generales, se permite decir sin rubor que Hamas es la madre de todos los problemas, cuando debería saber que el llamado “conflicto palestino” comenzó en 1948 y no es hasta 1987 que se crea Hamas gracias a las cuantiosas subvenciones del estado de Israel que pretendía, con ello, recortar la hegemonía política y social de la OLP y Fatah. En su lugar minusvalora la importancia absoluta de la proliferación de los asentamientos, que impiden  la posibilidad de una negociación seria porque sobre el terreno la expropiación continúa hoy “casa a casa”, “parcela a parcela”, haciendo inviable cualquier posibilidad de un Estado Palestino.  Habla  sin pudor y sin respeto de la “lastimera mentira Palestina” y piensa que el “sionismo” original (del que, sorpresivamente, pone en duda su existencia) era una suerte de socialismo renovado, cuando en los Kibbutz sigue existiendo una política de discriminación hacia los árabes y muchos de ellos están fundados sobre tierras robadas a los palestinos y no necesariamente en el 48.
El articulista parte, para su análisis, de tres premisas falsas: la primera es la “demonización de Israel confundiendo al Estado con su Gobierno, y al Gobierno con su pueblo”. Desde el ámbito palestino  y desde el internacional se lanzó en 2005 una campaña global de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) ante la incapacidad del propio pueblo israelí de elegir un futuro que no se asiente sobre la destrucción del otro y por su pasividad ante las políticas de apartheid que ejerce tanto en los Territorios Palestinos Ocupados como sobre las propias comunidades árabes de Israel. No hay más que ver el desfile de los líderes ultranacionalistas y ultraortodoxos que lo dirigen. A fin de cuentas, los propios ciudadanos israelíes de a pie son los que forman el grueso del ejército que lleva a cabo la ocupación y los reiterados ataques bélicos, y son ciudadanos de a pie los que habitan los innumerables asentamientos ilegales de Cisjordania. No confundimos, los votantes los eligen; los de a pie, nutren el ejército de ocupación.
En segundo lugar, afirma que existe una “normalización acrítica y maniquea del victimismo palestino”, basándose, sin duda, en un hastío de lector de titulares de prensa más que en el conocimiento de la realidad sobre el terreno. Esa normalización, además, debe saber, se da en todos los ámbitos internacionales, pero el victimismo del que habla elude la grandeza, la capacidad de resistencia y el orgullo con el que los palestinos defienden sus derechos. Puede ser que lloren; pero su llanto, por lo menos, merece respeto.
La tercera premisa de la que parte, “la benevolencia con la islamización”, es completamente falsa. Ni en el ámbito internacional, ni en los medios de comunicación habrá encontrado ninguna benevolencia con Hamas, que ha tenido que pagar duro la mayoría absoluta que le otorgaron las elecciones generales del 2006. La incomprensión y la dureza del análisis hecho por la Comunidad Internacional dio respaldo y abonó el terreno para el enfrentamiento entre Hamas y Fatah, luego ridiculizó su lucha interna y posteriormente protestó cuando, recientemente, se llegó a un acuerdo de unidad. Respecto a la izquierda pueril de la que habla, se equivoca si piensa que nos da lo mismo el programa político de Hamas. En esos errores maniqueos caen los gobiernos, como el de Estados Unidos en su apoyo al régimen de los talibanes. Es algo tan estúpido como pensar que “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”. La izquierda de la que usted habla tiene más conciencia emancipadora que aquella que se dedica a arropar a Israel de forma incondicional, porque defiende derechos que son inalienables entre otras cosas porque así los ha consagrado la Legalidad Internacional. Por otra parte, de su artículo están ausentes palabras como paz, convivencia, generosidad, cooperación, ayuda, compromiso, en fin palabras que construyan un mensaje de justicia y aliento. Una pena que no se haya servido de ellas.
Es penoso leer a intelectuales supuestamente de izquierdas defendiendo un estado confesional, cuya religión da entidad al propio Estado y a la ocupación territorial de Palestina, y que en palabras del activista antisionista israelí Michel Warschawski “se sirve de la Biblia como texto fundamental y como legitimación del estado y de la ocupación territorial del otro”. Es lamentable que afirme “que el Muro no es un ultraje” porque lo es, por que todos los muros lo son, no sólo para la humanidad, sino para la civilización y los valores que dice representar. Da pena, porque su necedad no será la que salve a los palestinos ni a nadie. El muro lo tirarán los y las palestinas en primer lugar; y encontrarán la convergencia de las contundentes razones expuestas por intelectuales, periodistas y activistas de la talla de Gideon Levi, Ilan Pappe, Michel Warschawski, Amira Hass, Alain Gresh o Noam Chomski. Y junto a esas personas estaremos otras que representamos a la sociedad civil del mundo entero. Ciudadanos y ciudadanas libres que creemos en los derechos humanos y en la legalidad internacional.
Una última cosa, señor García Ortega: no le pida a las víctimas que sean buenas. No sea tan cruel y les pida que no lloren. Al menos no se lo pida hasta que no conozca la realidad sobre el terreno y la sienta sobre su propia piel. Vaya a Gaza y a Cisjordania, visite a las gentes de los campos de refugiados y entérese del proceso de judaización de Jerusalén. Entérese antes de insultar.

Cristina Ruíz-Cortina pertenece a la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina, RESCOP.





La Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina, RESCOP está formada por las siguientes organizaciones:
Asociación Al Quds, (Málaga),  Asociación Hispano Palestina Jerusalén (Madrid), Asociación Paz Ahora, Asociación Paz con Dignidad, Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía, Asociación ProPalestina del Campo de Gibraltar-PROPA, BDS-Galiza, Boicot Preventiu (Barcelona), Castelló per Palestina, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe-CSCA (Asturies, Madrid), Comunidad Palestina de Canarias, Comunidad Palestina de Cataluña, Coordinadora de Apoyo a Palestina (Rioja), Ecologistas en Acción (Madrid, Valladolid), Acsur Las Segovias, Fundación IEPALA, Comité de Solidaridad-Interpueblos (Cantabria), ISM (Cataluña/ Valencia), Izquierda Anticapitalista, Komite Internazionalistak, Fundación MUNDUBAT, MEWANDO, Palestinarekin Elkartasuna (Euskadi), Mujeres en Zona de Conflicto-M.Z.C., Mujeres por la Paz y Acción Solidaria con Palestina (Canarias), Plataforma Palestina Ibiza, Plataforma Solidaridad con Palestina (Sevilla), Red de Jóvenes Palestinos, Red Internacional Judía Antisionista-IJAN, Sodepau, Sodepaz, Sodepaz Balamil-Valladolid, Taula per Palestina (Illes Balears), Xarxa d’enllaç amb Palestina (Barcelona), Xarxa Solidaridad Palestina (Valencia).

Réplica al intelectual perdido en Occidente cuestiona las opiniones expuestas por el escritor Adolfo García Ortega en el artículo titulado Verdades y mentiras sobre Israel publicado por el diario El País, 17/10/2011.


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